Ruta del Ártico – ¿Qué cambios traerá al transporte y a la logística?

En ese punto en el norte mismo del planeta en el que convergen el océano Atlántico y el Pacífico, transcurre la ruta del Ártico. Esta bordea la costa de Rusia y también es conocida bajo el nombre de ruta del norte. Tomando como ejemplo las construcciones del Canal de Panamá y del Canal de Suez, sabemos que las rutas marítimas se crean con miras de ahorrar tiempo y costes, al tiempo que son muy exitosas en ganar seguridad para las tripulaciones que deben surcar los mares día a día.

Los cambios que la ruta del Ártico plantea a la navegación y a la logística

La apertura de la ruta del Ártico plantea beneficios para las compañías navieras y para el medio ambiente. Veamos cuáles son:

Reducción del número de accidentes: al reducirse la cantidad de kilómetros navegados, disminuye el porcentaje de accidentes. A su vez, la apertura de esta ruta implica evitar pasajes peligrosos. Por lo tanto, los accidentes se reducen tanto por navegar por menores extensiones de mar, así como también por evitar aguas traicioneras.

Reducción de costes en combustible: este ahorro es una consecuencia directa del tener que navegar una menor cantidad de millas.

Menor impacto ambiental: anualmente, la industria marítima libera ochocientos millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Por ende, la creación de una ruta que permita navegar menos para lograr los mismos resultados, tendrá como consecuencia un menor impacto en la contaminación ambiental y en el calentamiento global.

Conoce aquí más acerca de cómo reducir el consumo de combustible en buques.

Desventajas de la ruta del norte

La creación de esta ruta también trae desventajas que deben ser tomadas en cuenta. Estas son:

Pasaje parcialmente abierto: el enlace Estados Unidos/Canadá – Rusia es solo posible durante algunos meses del año. Esto se debe a que la ruta se congela y es imposible navegar por ella durante los períodos más fríos.

Afectaría a varios países y navieras: además de ser una zona rica en petróleo y gases, la ruta del norte haría que disminuyera el transporte marítimo por el Atlántico y por el Mediterráneo. No obstante, esto podría solucionarse mediante la adjudicación de zonas. La creación de una autopista marítima, tal como las que existen en la Unión Europea, serían la respuesta a este problema.